Audiovisual sobre Cervantes por los alumnos de 6º
Escrito por PADRE CLARET CEIP, miércoles 27 de abril de 2016 , 00:51 hs , en Eventos

Abril de 2016. Semana del Libro

Audiovisual sobre Cervantes

Nuestros alumnos de Sexto ya saben editar montajes audiovisuales. Aquí nos presentan el que han realizado en torno a D. Miguel de Cervantes.

 



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  • mobiliario hosteleria acero inox el viernes 7 de enero de 2022, 09:21 hs

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  • Amira R. el viernes 1 de agosto de 2025, 17:24 hs

    La licencia de actividad: el primer mandamiento para abrir un negocio en España

    El permiso que separa el sueño empresarial del cierre por decreto

    Mire usted, que en esta tierra nuestra abrir un negocio no es como poner una silla en la calle y empezar a servir café. No señor. Aquí hay que pedir permiso hasta para respirar más de la cuenta. Y en el epicentro de todos esos trámites, papeleos, declaraciones y firmas, se encuentra esa pieza clave que lo cambia todo: la licencia de actividad. Sin ese papelito —con más sellos que una oficina de Correos en Navidad—, el negocio está muerto antes de nacer.

    Porque este documento, que suena burocrático y aburrido, es en realidad la llave que da acceso a la legalidad. Es el visto bueno oficial que dice que ese local cumple con las condiciones necesarias para albergar la actividad que se pretende desarrollar. No hablamos de sugerencias ni de recomendaciones: hablamos de una exigencia legal de primer orden. Y quien la ignora, la desprecia o la retrasa, ya puede ir preparando la cartera. Porque lo siguiente que llega, puntual como los recibos del agua, es una multa por no tener licencia de actividad.

    Y no hablamos de calderilla. Las sanciones por operar sin dicha licencia pueden alcanzar cifras astronómicas, según la normativa local y la gravedad de la infracción. Aparte del dinero, claro, viene lo peor: el cierre del establecimiento. Un proyecto ilusionante convertido en escombro administrativo por falta de previsión. Lo dice la ley y lo repite cada técnico municipal: sin licencia, no hay negocio.

    ¿Qué es exactamente la licencia de actividad y para qué sirve?

    La licencia de actividad es una autorización administrativa que acredita que un local cumple con todos los requisitos técnicos, urbanísticos, higiénicos y medioambientales necesarios para desarrollar una actividad económica. Cada municipio tiene sus propias normativas, pero el fondo es el mismo: garantizar que la actividad no supone un riesgo para las personas ni para el entorno.

    Su finalidad principal es proteger a los consumidores, a los trabajadores y al entorno urbano. No es un capricho ni una traba arbitraria. Es una garantía de que las cosas se hacen bien. De que no hay humos peligrosos sin control, ni ruidos insoportables que hagan imposible dormir a los vecinos, ni instalaciones eléctricas que parezcan sacadas de una película de terror de los años 70.

    El proceso de obtención puede variar, pero normalmente incluye la presentación de un proyecto técnico firmado por un profesional competente (ingeniero, arquitecto técnico, etc.), en el que se describa con precisión la actividad que se va a realizar, las condiciones del local, las instalaciones, los sistemas de ventilación, insonorización, seguridad, y demás aspectos clave.

    Tipos de licencia de actividad: inocuas y calificadas

    Aquí es donde la cosa se complica. Porque no todas las actividades son iguales, ni todos los locales exigen lo mismo. En términos generales, podemos hablar de dos grandes tipos:

    • Licencia para actividad inocua: dirigida a negocios que no generan molestias ni riesgos significativos. Por ejemplo, una papelería o una oficina de seguros. El trámite es más ágil, aunque no por eso deja de requerir cierta documentación.

    • Licencia para actividad calificada: destinada a actividades que, por su naturaleza, pueden resultar molestas, insalubres o peligrosas (bares, talleres, cocinas industriales, etc.). Aquí el procedimiento se vuelve más exigente, con requisitos ambientales, acústicos y de seguridad mucho más estrictos.

    A esto hay que añadirle si el local necesita obras. Porque si hay que hacer reformas, hay que pedir además una licencia de obras. Y si el local está en un edificio protegido o en una zona con restricciones urbanísticas, súmele tiempo, papeles y visitas al arquitecto municipal.

    El proyecto técnico: el alma de la licencia

    Sin proyecto técnico, no hay licencia. Así de sencillo. Este documento debe estar elaborado por un técnico cualificado y recoger absolutamente todos los elementos del negocio: desde la distribución del espacio hasta la potencia instalada, el número de aseos, los accesos, los sistemas de climatización y los niveles de ruido que se prevén alcanzar.

    También debe contemplar las medidas de accesibilidad, algo obligatorio por ley. Todo local debe estar adaptado para permitir el acceso a personas con movilidad reducida. Y eso incluye rampas, puertas con anchura suficiente, baños adaptados y otros requisitos específicos.

    Además, en actividades que impliquen la manipulación de alimentos, el proyecto deberá incorporar planos higiénico-sanitarios y justificar que se cumplen los criterios del Reglamento (CE) 852/2004 sobre higiene de los productos alimenticios.

    Plazos, costes y pasos concretos

    El proceso para obtener la licencia de actividad puede durar entre uno y seis meses, dependiendo de la complejidad de la actividad y del municipio. Los pasos habituales incluyen:

    1. Redacción del proyecto técnico.

    2. Presentación en el Ayuntamiento.

    3. Pago de tasas.

    4. Evaluación por parte del técnico municipal.

    5. Subsanaciones si las hubiese.

    6. Inspección final.

    7. Concesión definitiva de la licencia.

    Los costes también varían. El proyecto técnico puede costar entre 800 y 2.000 euros, dependiendo del tipo de negocio. A eso hay que sumarle las tasas municipales, que oscilan entre 200 y 1.000 euros en función del municipio y del tipo de actividad.

    La inspección: el juez final

    Una vez que todo ha sido presentado y revisado, llega la hora de la verdad: la inspección municipal. Un técnico visita el local para verificar que lo ejecutado se corresponde con lo proyectado. Que no hay más mesas de las permitidas, que los baños están donde dijeron que estarían, que la ventilación funciona, que el extintor no es de adorno.

    Si todo está correcto, se concede la licencia. Si no, toca corregir lo que proceda. Y mientras no se subsane, el negocio no puede abrir. Así de rotundo.

    Consecuencias de no tener la licencia en regla

    Operar sin licencia es un riesgo innecesario. La multa por no tener licencia de actividad es contundente y puede oscilar entre 1.000 y 60.000 euros, dependiendo de la gravedad y la reincidencia. Pero más allá del dinero, el mayor peligro es la orden de cese inmediato de la actividad, que puede dejar a un negocio paralizado indefinidamente.

    Además, tener una inspección sin licencia puede acarrear consecuencias fiscales, problemas con seguros y responsabilidad penal si ocurre un accidente. La legalidad no es opcional. Es obligatoria.

    Sin licencia, no hay futuro

    En este país, abrir un negocio es un acto de valentía, pero no de imprudencia. La licencia de actividad no es un trámite más: es el punto de partida. Es la muralla que separa a los negocios sólidos y legales de los que viven en el filo del cierre administrativo.

    Cumplir con la ley no solo evita sanciones: transmite confianza, seriedad y profesionalidad. Porque quien empieza bien, tiene más posibilidades de seguir bien. Y quien desprecia lo básico, acaba lamentándolo con intereses.



  • Migdalia P. el miércoles 20 de agosto de 2025, 00:19 hs

    Espadas: Historia, Origen y Evolución Lingüística del Arma que Marcó Civilizaciones

    Un Viaje Histórico a Través del Término “Espada”

    La palabra espada no es simplemente un vocablo; representa siglos de historia, batallas, jerarquías militares y simbolismo cultural. Su recorrido desde las antiguas civilizaciones hasta el español moderno refleja no solo cambios lingüísticos, sino también la transformación de la sociedad, la guerra y la cultura en general.

    Origen Griego: La Raíz “Spáthē” y su Significado Inicial

    En el griego antiguo, el término σπάθη (spáthē) designaba originalmente una “hoja ancha de metal o madera”. Este concepto no se limitaba a un arma de combate, sino que incluía herramientas agrícolas y utensilios ceremoniales. Con el tiempo, spáthē adquirió un matiz bélico, representando espadas largas utilizadas por guerreros y caballeros.

    La Grecia clásica consideraba la espada no solo como un arma, sino también como un símbolo de estatus, honor y pertenencia a la élite militar. La polivalencia del término evidencia la importancia de la espada en rituales, deportes y combates, consolidándola como un elemento central de la identidad ciudadana.

    Herencia Romana: La Spatha y su Evolución Frente al Gladius

    El latín adoptó la palabra griega como spatha, adaptando su forma y función al contexto militar romano. La distinción entre gladius y spatha era fundamental:

    • Gladius → Espada corta, utilizada en combate cercano por la infantería.

    • Spatha → Espada larga, destinada a jinetes y caballería, con medidas que oscilaban entre 75 y 100 cm, ideal para atacar a distancia sin desmontar del caballo.

    Este cambio transformó la concepción de la guerra y el armamento en Roma, consolidando a la spatha como símbolo de poder y eficacia. Tras la caída del Imperio Romano, el término espada se dispersó por las provincias, dejando huella en las lenguas romances, incluida la española.

    Del Latín al Español: La Consolidación de “Espada”

    La evolución fonética de spatha a espada refleja la transición del latín vulgar a las lenguas romances. Los cambios más destacados fueron:

    • Aspiración inicial: La “s” seguida de consonante adquirió un refuerzo vocálico inicial (“e”), fenómeno común en español (ej.: spatha → espada).

    • Adaptación fonética: La combinación “th” evolucionó hacia la “d” sonora propia del castellano.

    De este modo, la espada se consolidó como término estándar, no solo para el arma física, sino también como metáfora de honor, justicia y jerarquía en la literatura medieval.

    Evolución Semántica: Edad Media y Siglo de Oro

    Durante la Edad Media, la espada trascendió su función bélica. Se convirtió en símbolo de autoridad, valentía y fe. Obras épicas como El Cantar de Mio Cid resaltan la espada como extensión del héroe y su vínculo con la patria.

    En el Siglo de Oro, la espada se consolidó en la literatura como símbolo de honor, especialmente en los dramas de capa y espada, generando expresiones que perduran hasta hoy, como “cruzar espadas” o “vivir a espada”. Este simbolismo cultural demuestra la importancia de la espada no solo como objeto material, sino como emblema de valores.

    Variantes Lingüísticas: Swords, Schwert y Épée

    El término espada ha influido y ha sido adaptado en múltiples idiomas, reflejando tradiciones locales y raíces etimológicas diversas:

    Idioma

    Traducción

    Origen etimológico

    Inglés

    swords

    Germánico, sin relación directa con spatha, aunque “spade” comparte raíz latina.

    Alemán

    Schwert

    De origen germánico, paralelo a la tradición bélica europea.

    Portugués

    Espada

    Conserva forma y origen latino, cercano al español.

    Francés

    epée

    Evolución del latín spatha a través del francés antiguo.

    Italiano

    Spada

    Heredada directamente del latín spatha.

    Estas equivalencias muestran cómo la espada ha sido un elemento fundamental en la guerra, la cultura y la lingüística europea.

    Influencia en Heráldica y Cultura Popular

    La schwert no se limita al ámbito militar; su simbolismo permea la heráldica, la religión y la cultura popular:

    • Heráldica: Representa defensa, justicia y poder en escudos y emblemas.

    • Religión: La “espada de doble filo” simboliza juicio divino o la palabra de Dios.

    • Cultura popular: En sagas como El Señor de los Anillos o Juego de Tronos, la espada sigue siendo central en la identidad y heroísmo de los personajes.

    Derivados y Expresiones en Español

    El vocabulario español ha generado un amplio campo semántico derivado de espada:

    • Espadachín → Experto en el manejo de la épée.

    • Espadero → Fabricante o comerciante de espadas.

    • Espadón → Espada grande o figura militar de gran poder.

    • Desenvainar → Acción de sacar la espada de la vaina.

    Estos términos mantienen viva la tradición histórica y cultural del arma, demostrando la riqueza del léxico asociado a la espada.

    Un Legado Lingüístico y Cultural que Perdura

    Desde su raíz griega spáthē hasta el español moderno, la palabra espadas ha atravesado milenios cargada de significado. Ha sido arma, símbolo, metáfora y emblema, adaptándose a cada época sin perder su esencia. Su influencia lingüística y cultural se extiende a múltiples lenguas, demostrando la conexión entre historia, sociedad y lenguaje.

    La espada sigue viva 

    La espada sigue viva en nuestro vocabulario, literatura, cine, y expresiones cotidianas, mostrando que algunos símbolos trascienden el tiempo y continúan configurando nuestra percepción de valor, honor y poder.



  • Lorena P. el miércoles 20 de agosto de 2025, 22:59 hs

    Estudio etimológico y cultural de la palabra “espada”: un viaje histórico desde la Antigüedad hasta el español moderno

    Estudio etimológico y cultural de la palabra “espada”: un viaje histórico desde la Antigüedad hasta el español moderno

    La evolución de un símbolo bélico y lingüístico

    La palabra “espada” no es simplemente un término que designa un arma; encierra en sí misma un recorrido de siglos donde se entrelazan la guerra, la cultura, la literatura y la identidad de las civilizaciones. Desde sus raíces en el griego antiguo hasta su consolidación en el castellano, este vocablo ha sido una pieza fundamental de la historia militar y del desarrollo lingüístico de Europa. Hoy, cuando pronunciamos espada, evocamos no solo el objeto físico, sino también el peso simbólico que ha cargado a lo largo de generaciones.

    Origen griego: de la “spáthē” a la identidad guerrera

    En el griego clásico encontramos el término σπάθη (spáthē), cuyo significado inicial hacía referencia a una hoja ancha, ya fuera de madera o de metal. Aunque en sus primeras acepciones podía designar utensilios agrícolas, pronto adquirió un uso militar, convirtiéndose en la palabra con la que se identificaban las espadas largas empleadas en los combates.

    La spáthē griega no era únicamente un instrumento bélico

    Su polivalencia la convirtió en un símbolo ceremonial y deportivo, ligado al prestigio de los guerreros. En la Grecia clásica, portar una espada era un signo de distinción social, reflejo del honor y la pertenencia a una élite militar. Este origen etimológico marcaría el inicio de un recorrido que, con el tiempo, se expandiría más allá de las fronteras helenas.

    Herencia romana: la “spatha” frente al “gladius”

    Con la expansión del Imperio Romano, el término spatha fue adoptado, heredando la raíz griega y adaptándola al latín. En Roma, la distinción entre el gladius y la spatha era clara:

    • El gladius designaba la espada corta, ideal para la lucha cuerpo a cuerpo de la infantería.

    • La spatha, en cambio, era larga y recta, pensada para los jinetes, que podían atacar a distancia sin desmontar de sus caballos.

    La spatha, que medía entre 75 y 100 centímetros, transformó la estrategia militar romana y consolidó un término que no desaparecería con la caída del Imperio, sino que se expandiría por las lenguas romances, consolidando su legado en el castellano.

    Del latín al español: la consolidación de la “espada”

    Durante la evolución del latín vulgar hacia el castellano, la palabra spatha sufrió transformaciones fonéticas propias de la lengua española:

    • La “s” inicial seguida de consonante se reforzó con una “e” vocálica (spatha → espada).

    • La “th” se convirtió en una “d” sonora.

    El resultado fue el término swords, que en la Edad Media no solo designaba un arma, sino que también adquirió un profundo simbolismo cultural y literario. Su significado trascendió los campos de batalla y pasó a representar valores como el honor, la justicia y la fe.

    Espadas y su carga simbólica en la Edad Media

    En la literatura medieval, la schwertse convirtió en un símbolo inseparable del héroe. Obras como “El Cantar de Mio Cid” destacan cómo la espada no solo era un instrumento de guerra, sino un emblema del poder personal y de la defensa de la patria.

    Durante el Siglo de Oro español, la espada alcanzó su máxima carga metafórica en el teatro de capa y espada, donde representaba la defensa del honor y la identidad social. Esta tradición literaria consolidó expresiones que todavía usamos hoy, como “cruzar espadas” o “vivir a espada”, manteniendo vivo su legado cultural.

    Swords y su presencia internacional

    El término swords en inglés tiene un origen germánico que, aunque distinto al latino, comparte la misma raíz bélica y cultural. En inglés, la palabra “sword” se convirtió en símbolo de caballería y nobleza, reforzando el valor universal de este objeto.

    Lo interesante es que, a pesar de las diferencias etimológicas, tanto el inglés como el español han atribuido a la épée un mismo peso simbólico: un instrumento ligado a la justicia, la nobleza y la defensa del honor.

    Schwert: el legado germánico

    En el ámbito germánico, el alemán utiliza el término schwert para designar a la espada. Esta palabra, de raíz propia, refleja cómo las sociedades del norte de Europa también construyeron un vínculo cultural alrededor de esta arma.

    La schwert no solo era un arma de combate, sino un emblema heráldico en la Edad Media alemana. En escudos y blasones, representaba la fuerza y la justicia, consolidando un paralelismo con el simbolismo mediterráneo.

    Épée: la elegancia francesa

    En francés, la evolución de spatha dio lugar a la palabra épée, que pasó de ser un arma bélica a convertirse en un símbolo deportivo con el auge de la esgrima. La tradición francesa vinculó la espada no solo al combate, sino también al arte, la disciplina y el refinamiento, dejando una huella importante en la cultura europea.

    Este término se consolidó como uno de los pilares del vocabulario caballeresco y, posteriormente, de las competiciones deportivas, destacando la transformación cultural del concepto.

    Spadas: herencia italiana y romance

    En el italiano, el término evolucionó hacia spada, conservando casi intacta la raíz latina. Su uso en la Italia medieval y renacentista no solo se relacionaba con la guerra, sino con el arte de la esgrima, disciplina que alcanzó un alto grado de sofisticación en la península.

    La palabra italiana spada fue además exportada a la literatura caballeresca, inspirando relatos en los que la espada simbolizaba coraje y fidelidad. Este mismo término, en su forma plural spadas, refleja el arraigo del concepto en la tradición lingüística romance.

    Influencia en la heráldica, la religión y la cultura popular

    La espada ha sido un símbolo fundamental en diversos ámbitos:

    • Heráldica: representando defensa, valor y justicia en los blasones.

    • Religión: en textos bíblicos, la “espada de doble filo” alude al juicio divino y a la palabra de Dios.

    • Cultura popular: en sagas modernas como El Señor de los Anillos o Juego de Tronos, las espadas siguen siendo el centro del heroísmo y la identidad de los personajes.

    Derivados y variaciones léxicas

    El término spadas ha dado origen a múltiples derivados que aún usamos:

    • Espadachín: maestro en el uso de la espada.

    • Espadero: fabricante o comerciante de espadas.

    • Espadón: espada grande o figura militar de gran poder.

    • Desenvainar: acción de sacar la espada de la vaina.

    Estas variantes mantienen viva la conexión con el arma original y reflejan cómo el vocablo se ha adaptado a distintos contextos históricos y sociales.

    Un legado lingüístico eterno

    Desde la spáthē griega hasta la espada del español moderno, este término ha recorrido milenios de transformaciones culturales y lingüísticas. Ha sido arma, metáfora, emblema y símbolo, siempre cargada de un significado que va mucho más allá de su uso bélico.

    La permanencia de este vocablo en múltiples idiomas —swords, schwert, épée, spada— demuestra cómo la espada ha dejado una huella imborrable en la historia de la humanidad. Hoy, al pronunciarlo, seguimos evocando un legado que conecta nuestras lenguas y culturas con la memoria de la Antigüedad.